Caminos alternativos

"Estamos rodeados de historia - incluso por debajo de nosotros-. Una historia que aflora en las excavaciones del subterráneo, o en los cimientos de un edificio, o hasta en el pozo para plantar un arbolito en el patio. Pero hacer hablar a esa historia -a esos pedacitos de telas, o botones, o platos rotos, viejos y sucios- no es tan fácil, y de eso se ocupan los arqueólogos que pueblan este libro, no menos héroes que Indiana o Lara, pero sí más humanos, más cerca de poder encontrarlos en el aula o el colectivo".

Esta introducción es más que sugestiva e invita a seguir leyendo. Esto es lo que me pasó al abrir la presentación que hace Diego Golombek de un libro de Daniel Schávelzon y Ana Igarreta Viejos son los trapos. Sus autores, arqueólogos de profesión, desarrollan una curiosa y cautivante actividad, la arqueología urbana, plagada de añicos de lozas, botellas del siglo pasado, cachivaches viejos y basura añejada en los cimientos de otras construcciones más modernas que no se remontan más allá de la época de Juan de Garay porque somos una ciudad joven. Sin embargo, la amena narración de estos arqueólogos, hacen de este libro un material adictivo que te deja con ganas de seguir leyendo más.

El libro pertenece a la colección "Ciencia que ladra ... " de Siglo XXI editores y la Universidad Nacional de Quilmes. Consta de 118 páginas y es de divulgación científica y citando nuevamente a Golombek agregaría que "... está escrito por científicos que creen que ya es hora de asomar la cabeza por fuera del laboratorio y contar las maravillas, grandezas y miserias de la profesión."